jueves, 26 de febrero de 2015

La llamada de Cthulhu

Mi primera partida de rol fue de Dungeons & Dragons, usando las reglas de la mítica caja roja. Lo pasaba bien (y lo sigo haciendo) explorando dungeons, pero el juego que me enganchó como jugador primero, y como Director de Juego después, fue La Llamada de Cthulhu

El juego me llevó a conocer la obra de H.P. Lovecraft y a comprar todo lo que se publicó en castellano de este autor en edición de bolsillo por Alianza Editorial. Guardo como un incunable mi segunda edición publicada en castellano por la extinta Joc Internacional. Desde entonces he atesorado módulos, campañas, expansiones y nuevas ediciones del juego, entre ellas la 5.5 de La Factoría y la reciente Edición Primigenia, basada en la versión 6 americana, publicada en España por Edge Entertainment. Sí, se puede decir que La Llamada de Cthulhu es mi juego.

A estas alturas no habrá ni un solo rolero que no conozca La Llamada de Cthulhu, el juego de rol basado en la obra del autor de terror estadounidense H. P. Lovecraft y que lleva acaparando ventas y reconocimientos desde que en 1981 Sandy Petersen publicase la primera edición en EE.UU. bajo el sello de Chaosium. La llamada de Cthulhu y sus muchos suplementos han ganado docenas de los mejores premios de la industria de los juegos, y se han traducido a muchas lenguas distintas del inglés, como alemán, español, finlandés, francés, húngaro, italiano, japonés y polaco.

Sandy Petersen hizo algo realmente original en un momento en el que los demás juegos de rol se centraban en mundos de fantasía medieval, adaptando el sistema BRP (Basic Role Playing) de Chaosium, utilizado para RuneQuest y Stormbringer para crear un juego de terror basado en la obra de H. P. Lovecraft.

jueves, 19 de febrero de 2015

Aire fresco

He leido bastante sobre la idoneidad o no de un JDR para un estilo de juego en concreto. En este sentido hay montones de entradas de opinión en blogs, debates en los comentarios y discusiones bizantinas en los foros de Internet.

Existe tendencia a categorizar, no sin falta de razón, a determinados JDR en unos estilos muy concretos, considerándolos poco o nada adecuados para otros. Ejemplos paradigmáticos de esta categorización son D&D, en sus distintas versiones, El Rastro de Cthulhu o Vampiro.